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viernes, 23 de octubre de 2015

10 Visita al Museo del Louvre

10  Visita al Museo del Louvre

Sara-Tras levantarme, bajé a desayunar con la intención de invitar a Jacqueline a que me acompañara al museo .Así pasaríamos tiempo juntas, y aprovecharíamos para conocernos, pero no estaba.
Pregunté a una de las señoras que sirven en  el comedor y me dijo que esta mañana no la había visto, que a veces no solía bajar a desayunar. Pensé pasar por su habitación, pero era ya muy tarde y desistí de verla.
 Cogí el metro y me dirigí al Louvre. Cuando descendí había una cola interminable de gente. El museo acababa de abrir sus puertas. Estando en la cola una señora agita las manos  tratando de llamar mi atención.  En principio pensé que esa señora se había equivocado de persona, pero resultó que la equivocada era yo. Se trataba de Jacqueline.
Sin ponernos de acuerdo estábamos juntas. Ella entró primero y unos minutos después entre yo. Le conté que bajé al comedor con intención de ir a  invitarla  a venir  a visitar el  museo. Estuvimos riéndonos un buen rato de la anécdota. Visitamos las salas de escultura griega, romana y egipcia. También Jacqueline  se interesó por la sala de arte musulmán. Además vimos la Gioconda así como la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia.
Cogimos una guía y nos dijo: que el museo se abrió por primera vez al público en mil setecientos noventa y tres., con el traspaso de colecciones privadas de las clases poderosas (monarquía, aristocracia e iglesia).También  nos habló  de que en un principio fue un castillo, después pasó a ser un palacio real. Y que su origen se remonta  al siglo XII. Este museo acumuló las colecciones de Carlos V, de Francisco I y de Enrique II hicieron reformas, pero fue Catalina de Médicis la que esbozó el proyecto actual. Estuvo unido al palacio de las Tullerias en mil ochocientos setenta. Salimos del museo y ella me confesó que había estado en varias ocasiones, que le encantaba y que cada vez visitaba un par de salas ya predeterminadas. Había sido  profesora de Historia del Arte en la Sorbona. Le pregunté que si había estudiado el castellano, pues lo dominaba muy bien. Me contestó que sus padres la enviaron a Madrid durante varios veranos en su época de estudiante a  casa de unos tíos maternos. Convivió con sus primos, de su misma edad y no solo practicó el castellano, sino que tuvo oportunidad de conocer algunas ciudades cercanas a Madrid. Recuerda las ciudades de Toledo  y Salamanca con gran nostalgia.
Paseamos un rato por los aledaños del museo y me confesó que estaba separada desde hacía casi tres años de Albert  y que tenían dos hijos Philippe y Nicole.
Philipe estaba casado y era padre de una niña Adéle. Nicole, vivía en pareja desde hacía dos años con Gérad.
Philipe vivía en la Bretaña, en un pueblecito costero llamado Camaret –Sur.mer, a cien kilómetros de Brest al noroeste de Francia. Por tanto si quería ver a su nieta, la pequeña  Adéle  tenía que viajar hasta Camaret-Sur.Mer. En cambio Nicole venía más a casa o la telefoneaba para verse y pasar el día juntas.
Jacqueline- “Nos vamos de tiendas, comemos juntas y terminamos  la  tarde en algún cine o simplemente  deambulando por el barrio latino a veces, o por la plaza de los pintores, y  otras  sentadas en la terraza de cualquier cafetería en los Campos Eliseos. Con Nicole siempre me he entendido bien,  hizo Bellas Artes y ahora trabajaba dando clases de pintura en un colegio privado. Gérad, su pareja  era pintor, también él había hecho Bellas Artes, pero se había dedicado a la escultura.
 Estaba en un estudio con dos compañeros más: André y  Brigitte, cerca de Monmartre. Esculpían y tenían bastante éxito, pues daban salida con cierta facilidad a sus obras. Una vez acompañé a Nicole al estudio. Era el bajo de un antiguo edificio. Caballetes, yesos, molduras, mármoles, escayolas, pinceles, aceites, espátulas y decenas de objetos y enseres se disputaban el espacio artístico del estudio.
 Aquella tarde un chico posaba desnudo para uno de los compañeros de Gérad. Apenas contaba veinte años. Solían ir varios estudiantes, chicos y chicas que posaban durante unas horas  y se ganaban algunos francos.
 El estudio estaba perfectamente climatizado  con tres grandes radiadores de manera que los modelos no pasaban frío a pesar de tener que estar durante varias horas posando sin vestimenta alguna.”
 Sara –Qué interesante esculpir el cuerpo o el rostro de otra persona. Estoy acordándome del Moisés  y sobre todo del David de Miguel Ángel
!Que belleza tienen las esculturas de Miguel Angel!
-Jacqueline:
Aquí en Francia también han surgido un gran número de escultores. Por citarte algunos Rodín, que me has dicho que ya visitaste su museo, también destacaron como escultores  Degas, Braque, Henri-Matisse, Camille Claudel  Jean Batiste Pigalle ……y un buen número interminable.
Sara.-“Que  acervo cultural posees Jacqueline. He tenido una gran suerte de conocerte, pues el mero hecho de estar contigo estás ilustrándome en tu cultura y esto me hace sentirme muy afortunada,” Jacqueline.- “No creas quizá la más afortunada he sido yo, pues eres una persona extraordinaria, una persona que emana bondad. Al mismo tiempo eres sencilla, discreta y muy educada. Presiento que vamos a ser buenas amigas”-le respondió Jacqueline. Gracias por tus cumplidos, pero no es para tanto. Jacqueline. -Cést midi. Il faut aller manger, síl te plait. D´accord.   Allons  y nous.-contestó Sara. Ambas de dirigieron a una brasserie que conocían habitualmente en el distrito XIV.








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