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jueves, 22 de octubre de 2015

Le quartier latin

8   Le quartier latin

Al salir tenía unas ganas de comer enormes, pues la comida en la plaza de los pintores a base de tapas había resultado floja. En el barrio latino  se compró un  kebab y una coca-cola que le reconfortaron y le  saciaron el apetito. La verdad es que esta comida turca se va imponiendo. En Kírkenes ya hay un par de establecimientos también.
Anduvo por el barrio latino, mirando tiendas y envuelta entre el tropel de gente variopinta que invadía el lugar. Este barrio es un barrio del centro de París que ocupa el distrito V y parte del VI .Se sitúa alrededor de la Sorbona que está ubicada en la montaña de Santa Genoveva. Se llama barrio latino porque los estudiantes durante el siglo XIX hablaban el latín como lengua académica. Es un barrio eminentemente estudiantil. Desde la Edad Media los estudiantes tienen una gran relevancia en la vida parisina. Surgen  los movimientos estudiantiles .Siendo el de mayor importancia el mayo francés de sesenta y ocho.
Alguna vez había oído hablar del Mayo Francés del sesenta y ocho y quise saber en realidad que fue. Recurrió a la guía de París, pero apenas lo mencionaba, no le daba datos lo comentaba muy superficialmente. Entonces entró en una librería y pidió si disponían de algún libro  o folleto del mayo francés del sesenta y ocho, pues presentía que habría más de una publicación. Efectivamente la dependienta le mostró varias y me recomendó:” Los sucesos de Mayo, mil novecientos sesenta y ocho” de la escritora canadiense Mavis  Gallant. Entró en un pequeño café, se sentó en una mesita junto a la ventana que daba a la calle   .Al momento se acercó un  camarero   :
Qu- est que vous voulez,  madame   ? –el camarero.
- “Un crème, sil vous plait”.-contestó Sara
Sin esperar el café con leche, abrió el bolso y sacó el libro que acababa de adquirir y al que pretendía devorar ávidamente. Comenzó su lectura  la cual mencionaba que este suceso comenzó un tres de Mayo cuando un grupo de estudiantes se reunió en la Plaza  de la Sorbona, en el barrio latino para protestar contra el sistema universitario. Allí empezó a unirse gente provocando la presencia inevitable de la policía, que detuvo a varios estudiantes. Estos hechos generaron una convocatoria mayor siendo miles de estudiantes y trabajadores los que hacían la huelga. Continua el libro relatando la enorme batalla campal entre estudiantes y la policía. A los estudiantes se le sumaron diez millones de trabajadores y paralizaron el país por completo impulsados por la C.G.T. (   Confederación General de Trabajadores).Se arrestaron casi quinientas personas y hubo más de quinientos heridos entre los manifestantes y un número similar entre la policía según Mavis Gallant.
Fue un trece de Mayo cuando la policía abandona las calles, y los estudiantes son liberados. Los huelguistas se unen para ocupar la Sorbona decorándola con banderas rojinegras, con  retratos de Marx, Lenin, Mao, Fidel Castro y el Che Guevara bajo el slogan de: Interdit d, interdire (prohibido prohibir).La conclusión de su lectura fue un triunfo de las libertades, A partir de entonces se consiguieron mejores salarios y mejores condiciones para los trabajadores. Es un barrio que cuenta con bares, restaurantes, cines de arte y ensayo, pequeñas salas de música en vivo y abundantes  librerías. Allí se encuentra el teatro Odeón, uno de los seis teatros nacionales franceses.
 Las obras de renovación del barón Haussman en la segunda mitad del siglo XIX trazaron dos grandes ejes en forma de cruz que lo atraviesan de norte a Sur y de Este a oeste; el boulevard San Michel y el Boulevard Sant Germain. También se ubica aquí el Panteón. Esta tarde  no pudo visitarlo,  porque había cerrado ya, pero quizá volviese otro día, no le importaba, porque estar en el barrio latino es saborear el auténtico Paris, el París joven, el Paris de todos los tiempos.
La lectura le ocupó  un buen rato en la cafetería y varías horas en la cama  antes de dormir. Nunca había leído con tanta curiosidad,  ni con tanto interés un libro, ni siquiera en  los largos inviernos de Kírkenes.
 A la mañana siguiente consultó su reloj, era buena hora para hablar con Joe. Hacía un par de días que no le había telefoneado. A esta hora de la mañana el aún estaría en el almacén de frutas.
Acababa de desayunar y había pensado telefonearle antes de salir en su  habitación. Tomó  el ascensor y pulsó la tercera planta. Una vez dentro de la habitación marcó el número, que comenzó a sonar repetidamente sin que Joe  descolgara el receptor. Lo intentó dos veces más  pero fue en vano. Llámame en cuanto puedas, Joe y le dejó el siguiente mensaje:
Sara-¡Soy tu madre. Tengo ganas de hablar contigo. Espero que no pase nada grave, pero estoy un poco preocupada, pues te he llamado dos o tres veces y no me has contestado, hijo. Te quiero.!
Joe era un hijo para estar orgullosa de él. Era trabajador y responsable, era un buen deportista. El fin de semana le gustaba ir a esquiar. La verdad es que lo echaba de menos y pensaba que el próximo viaje que hiciese  tendría que hacerlo juntos. Tenían una gran complicidad. Tras la llamada infructuosa, Sara empezó a preocuparse, no estaría tranquila hasta que no oyera la voz de su hijo menor.
Había planeado hacer una visita al museo del Louvre aquella mañana, pero cambió de planes. Ansiosa de saber noticias de su familia, pensaba volver más temprano al hotel,
 Volvería al barrio latino y continuaría su itinerario para visitar el Jardín de Luxemburgo. Pensó llevarse “Los sucesos de Mayo”, el libro que había adquirido la tarde anterior  en el barrio latino, para releerlo y por  supuesto su inseparable guía, en la cual se ilustraría lo referente al lugar que pensaba pasar la mañana, el Jardín  de Luxemburgo.







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