8 Le quartier latin
Al salir tenía unas ganas de comer enormes, pues
la comida en la plaza de los pintores a base de tapas había resultado floja. En
el barrio latino se compró un kebab y una coca-cola que le reconfortaron y
le saciaron el apetito. La verdad es que
esta comida turca se va imponiendo. En Kírkenes ya hay un par de
establecimientos también.
Anduvo por el barrio latino, mirando tiendas y
envuelta entre el tropel de gente variopinta que invadía el lugar. Este barrio
es un barrio del centro de París que ocupa el distrito V y parte del VI .Se sitúa
alrededor de la Sorbona que está ubicada en la montaña de Santa Genoveva. Se
llama barrio latino porque los estudiantes durante el siglo XIX hablaban el
latín como lengua académica. Es un barrio eminentemente estudiantil. Desde la Edad
Media los estudiantes tienen una gran relevancia en la vida parisina.
Surgen los movimientos estudiantiles
.Siendo el de mayor importancia el mayo francés de sesenta y ocho.
Alguna vez había oído hablar del Mayo Francés del
sesenta y ocho y quise saber en realidad que fue. Recurrió a la guía de París,
pero apenas lo mencionaba, no le daba datos lo comentaba muy superficialmente. Entonces
entró en una librería y pidió si disponían de algún libro o folleto del mayo francés del sesenta y ocho,
pues presentía que habría más de una publicación. Efectivamente la dependienta le
mostró varias y me recomendó:” Los sucesos de Mayo, mil novecientos sesenta y
ocho” de la escritora canadiense Mavis Gallant.
Entró en un pequeño café, se sentó en una mesita junto a la ventana que daba a
la calle .Al momento se acercó un camarero
:
Qu- est que vous voulez, madame ? –el camarero.
- “Un crème, sil vous plait”.-contestó Sara
Sin esperar el café con leche, abrió el bolso y
sacó el libro que acababa de adquirir y al que pretendía devorar ávidamente.
Comenzó su lectura la cual mencionaba
que este suceso comenzó un tres de Mayo cuando un grupo de estudiantes se
reunió en la Plaza de la Sorbona, en el
barrio latino para protestar contra el sistema universitario. Allí empezó a unirse
gente provocando la presencia inevitable de la policía, que detuvo a varios
estudiantes. Estos hechos generaron una convocatoria mayor siendo miles de
estudiantes y trabajadores los que hacían la huelga. Continua el libro
relatando la enorme batalla campal entre estudiantes y la policía. A los
estudiantes se le sumaron diez millones de trabajadores y paralizaron el país
por completo impulsados por la C.G.T. ( Confederación General de Trabajadores).Se
arrestaron casi quinientas personas y hubo más de quinientos heridos entre los
manifestantes y un número similar entre la policía según Mavis Gallant.
Fue un trece de Mayo cuando la policía abandona
las calles, y los estudiantes son liberados. Los huelguistas se unen para
ocupar la Sorbona decorándola con banderas rojinegras, con retratos de Marx, Lenin, Mao, Fidel Castro y
el Che Guevara bajo el slogan de: Interdit d, interdire (prohibido prohibir).La
conclusión de su lectura fue un triunfo de las libertades, A partir de entonces
se consiguieron mejores salarios y mejores condiciones para los trabajadores. Es
un barrio que cuenta con bares, restaurantes, cines de arte y ensayo, pequeñas
salas de música en vivo y abundantes
librerías. Allí se encuentra el teatro Odeón, uno de los seis teatros
nacionales franceses.
Las obras
de renovación del barón Haussman en la segunda mitad del siglo XIX trazaron dos
grandes ejes en forma de cruz que lo atraviesan de norte a Sur y de Este a
oeste; el boulevard San Michel y el Boulevard Sant Germain. También se ubica aquí
el Panteón. Esta tarde no pudo visitarlo, porque había cerrado ya, pero quizá volviese
otro día, no le importaba, porque estar en el barrio latino es saborear el
auténtico Paris, el París joven, el Paris de todos los tiempos.
La lectura le ocupó un buen rato en la cafetería y varías horas
en la cama antes de dormir. Nunca había
leído con tanta curiosidad, ni con tanto
interés un libro, ni siquiera en los
largos inviernos de Kírkenes.
A la
mañana siguiente consultó su reloj, era buena hora para hablar con Joe. Hacía
un par de días que no le había telefoneado. A esta hora de la mañana el aún
estaría en el almacén de frutas.
Acababa de desayunar y había pensado telefonearle
antes de salir en su habitación. Tomó el ascensor y pulsó la tercera planta. Una
vez dentro de la habitación marcó el número, que comenzó a sonar repetidamente
sin que Joe descolgara el receptor. Lo
intentó dos veces más pero fue en vano. Llámame
en cuanto puedas, Joe y le dejó el siguiente mensaje:
Sara-¡Soy tu madre. Tengo ganas de hablar
contigo. Espero que no pase nada grave, pero estoy un poco preocupada, pues te
he llamado dos o tres veces y no me has contestado, hijo. Te quiero.!
Joe era un hijo para estar orgullosa de él. Era
trabajador y responsable, era un buen deportista. El fin de semana le gustaba
ir a esquiar. La verdad es que lo echaba de menos y pensaba que el próximo
viaje que hiciese tendría que hacerlo
juntos. Tenían una gran complicidad. Tras la llamada infructuosa, Sara empezó a
preocuparse, no estaría tranquila hasta que no oyera la voz de su hijo menor.
Había planeado hacer una visita al museo del
Louvre aquella mañana, pero cambió de planes. Ansiosa de saber noticias de su
familia, pensaba volver más temprano al hotel,
Volvería
al barrio latino y continuaría su itinerario para visitar el Jardín de
Luxemburgo. Pensó llevarse “Los sucesos de Mayo”, el libro que había adquirido la
tarde anterior en el barrio latino, para
releerlo y por supuesto su inseparable
guía, en la cual se ilustraría lo referente al lugar que pensaba pasar la
mañana, el Jardín de Luxemburgo.
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