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jueves, 22 de octubre de 2015

LA TRAICIÓN

4 La  traición

Milko empezó a ausentarse de casa con el pretexto del club, o de algún cobro pendiente.
Al principio yo, estaba muy ajena y confiada, siempre me había sido fiel y porque ahora no iba a serlo, porqué desconfiar de él.
Pero un día encontré una nota en el bolsillo de su pantalón, que me disponía a lavar y que él, naturalmente  olvidó de ocultar o romper.
La nota era de una mujer, llamada Bea que lo citaba en la puerta de un motel. Sería el sábado, el encuentro amoroso, cuando él, se suponía, que estaría en el club con sus amigos. Dejé la nota en el pantalón, pero en un bolsillo distinto al que lo encontré. Lo hice para que se diese cuenta que le había descubierto, pero no le pregunté nada. Sobraron las palabras, los interrogatorios. Desde aquel día  se me vino el mundo abajo. No podía creer que Milko, mi marido por el que había dado todo, por el que había sacrificado a mi familia, me hubiese defraudado, con su infidelidad, con sus mentiras con su doble vida.
A partir del día que descubrí el infierno, en que se había convertido mi matrimonio, mi vida, nuestra vida dejó de ser una vida normal. Se rompieron muchas cosas, se rompió el diálogo entre nosotros, se perdió  el cariño, murió el amor. Las cosas no fueron nunca como antes. Yo me esforzaba en fingir un poco por mis hijos. Ellos se daban cuenta perfectamente que sus padres no eran los de siempre. Servak averiguó el motivo de nuestra ruptura, sin demasiado esfuerzo.
Milko ante la angustiosa situación que reinaba en casa, dejó a Bea, y trató de volver a mí. Yo hice esfuerzos por perdonarle, pero no lograba conseguirlo.
Milko se dio a la bebida de forma brutal. Llegaba a casa ebrio como una cuba todas las noches, sin importarle nada  ni nadie, ni siquiera sus hijos
Sara-¡Estoy excitada y nerviosa de recordar estos momentos No quiero seguir relatando como acabó el hombre al que quise más que a mis entrañas!
Sara.-“Por fin bajé del metro, aspire una bocanada de aire fresco y me dirigí a Nôtre-Dame, que ya había contemplado a lo lejos. Entré en el templo y sin reparar en nada traté de relajarme y ordenar de nuevo mis pensamientos. Los chicos del metro.los recuerdos de Milko. Tenía que centrarme para  disfrutar de la iglesia gótica más importante de Paris dedicada a la Virgen María.
Estando en Notre- Dame requerió los servicios de un guía que me fue explicando minuciosamente   lo más importante de la catedral .Nos dijo que se empezó a construir en el siglo XII y se terminó en el siglo XIV, también nos habló que fue un lugar de innumerables acontecimientos históricos como la coronaciones  de Napoleón  Bonaparte, y de Enrique VI de Inglaterra, la beatificación de Juana de Arco etc.
 Además nos habló que durante la Revolución francesa reemplazaron a la Virgen María en varios altares por imágenes de la libertad y que además fue almacén de comida en este periodo. En el bolso llevaba un cuaderno de notas y cuando acababa la visita, anotaba lo más relevante .Así podría hacer una recopilación al final de mi estancia. También visité la cripta que es un lugar de acceso situado en la Place de Paris de Nôtre-Dame.
Alberga vestigios de épocas romanas pasando por la Edad  Media. Allí se halló la estatua del dios Genius, en el Alto Imperio Romano. Fue construida en el siglo XVI por Childeberto, que era hijo de Clodoveo, y mide treinta y seis metros de larga y setenta  de alta.
Sara a pesar de regentar una verdulería durante muchos años en Kírkenes tenía una gran formación, una gran cultura .Sus años de juventud estuvo en un colegio  privado que su padre costeaba sin gran dificultad  ya que era un comerciante rico de Helshinki .
Sara tuvo otra hermana cuatro años menor que ella que falleció, Eva.- La muerte de Eva fue un duro golpe para toda la familia Estuvo enferma durante dos años  aproximadamente, haciendo lo imposible por vivir, aferrándose a la vida, pero una extraña enfermedad  acabó con ella, sin antes convertirla en una horrible criatura al tiempo que mantuvo  el conocimiento hasta el final. Sus padres viajaron a Estados Unidos y visitaron el único médico que podía alumbrar alguna esperanza. Al principio mejoró con el tratamiento del Dr. Carston, pero en realidad fue un espejismo.
Sara durante su estancia aprendió no solo conocimientos,  sino una seria formación en el colegio que estuvo, el colegio más prestigioso de Helshinki.
Cuando tuvo trece años cumplidos sus padres la enviaron a Londres para perfeccionar el inglés. Tenía una sólida cultura que ahora le ayudaba a desenvolverse sola en una gran ciudad. 
Su madre tuvo también un hijo  Albert, que murió a los dos meses de nacer. Sus padres tenían grandes pretensiones  en cuanto al futuro de su hija. Querían casarla con un joven  de una de las familias más  notables y ricas de Helsinkhi, sin embargo Sara no aceptó la pretensión de sus padres prefirió a Milko, que era un hombre sencillo, humilde, pero del cual estaba profundamente enamorada.
 Esta decisión fue un duro golpe para sus padres que solo tenían esa hija y habían soñado algo mucho más ventajoso. Pasaron los años y Sara vivía en Kírkenes sin tener noticias de sus padres, ni la llamaban, tampoco la visitaban y ella sufría mucho. Se produjo una incomunicación total.
 Decidió telefonear a su madre diciéndole que estaba de viaje y que los echaba mucho de menos. Sara sabía que su madre estaba sufriendo mucho ante la situación tan amarga que tenía con su hija por culpa de la intransigencia de su marido, que no aceptaba  el casamiento  con Milko. Su desaprobación llegó hasta el extremo de no asistir a la boda y lo que es peor, de permitir que su madre lo hiciese, como era su intención.
 De esto hacía ya muchos años y Sara no les guardaba ningún rencor a pesar de que echó de menos a su madre  en multitud de ocasiones y en especial cuando nacieron sus hijos. Sin embargo no podía reprochar nada a su madre ya que era consciente de que  no podía imponer su criterio, ni siquiera en ocasiones tan importantes en las que su hija la requería.
 Su madre la llamaba cuando se encontraba sola en casa,  a menudo al principio de casarse, quería saber de nosotros, de nuestra vida, pero mi padre terminó por enterarse y se lo prohibió tajantemente.
Ella, siguió haciéndolo igual, ocultándoselo a mi padre  y con mucho miedo, pues conocía el temperamento de él  y se exponía a cualquier reacción imprevisible de su marido.

Al salir de la cripta de Notre-Dame y tras haber estado absorta unos minutos recordando a sus padres, decidió mandar una carta a  su madre. La comunicación entre ambas se distanciaba mucho en el tiempo. Primero porque era algo normal que les sucedía al estar tantos años sin verse y además porque seguían teniéndolo prohibido.

Querida mamá:                              Paris  8-Junio de 1975

 Como me acuerdo de ti, no sabes lo que daría por verte y estrecharte entre mis brazos. ¿Estás bien mamá?  Si conocieses  a tus nietos. Ellos te quieren, os quieren, también a papá, se mueren de ganas de conocer a sus abuelos. Os quieren porque a lo largo de todos estos años no he dejado de hablarles de vosotros. Les he contado muchas anécdotas y jamás he respirado sobre la realidad, no he querido inculcarles odio, sino amor.
 Servak también ha hablado a  Nerka, su esposa, de vosotros y vuestro nieto mayor no entiende como no nos visitamos. Yo les digo a todos que lo haremos pronto .Papá un día se dará cuenta  de su error y recapacitará y será cuando entienda que las personas deben gozar de libertad, ser libres para elegir a la persona que quieren para compartir su vida, eso es lo que hizo su hija Sara y ese fue mi gran pecado.
Mamá estoy en París  de viaje,  los chicos, han quedado en Kírkenes, a Milko no le gusta viajar, y tampoco le ha importado que hiciese el viaje sin compañía alguna. Adiós mamá, cuídate, y cuida a papá. Te quiero. Os quiero.- Sara.
Sara oculta a su madre la muerte de su marido, primero porque piensa que para ellos nunca existió, por tanto no iba a soportar ahora muestras de condolencias  falsas, sobre todo de su padre.
Ya lo sabrán en su momento, si es que tienen que saberlo, pensó. Eran las dos de la tarde. En París ya era un poco tarde para comer. Atisbé el plano y me dirigí al restaurante Le Grenier que se encontraba en la rue de la boucheríe. Distaba muy cerca de donde estaba, lo cual me venía bien por la hora y además porque se me había despertado el apetito.
 Servían comida vegetariana, lo cual no fue obstáculo para mí porque me encanta. L’entrée, a base de verduras variadas, un poisson y le petit dessert (fromage) completaron un menú que quedé muy complacida. Mientras me servían un crème miré mis apuntes y el plano de metro y me dirigí hacia Trocadero. Se hicieron más las tres de la tarde, estábamos en verano, mediados de julio, y hacía una temperatura muy agradable. Hacía calor, pero no era nada sofocante, a pesar  que los grandes árboles que encontraba a mi paso camino del metro se brindaban a labrarme un camino más cómodo.
La brisa que emanaba del Sena  se transformaba en un vientecillo suave y penetrante a la vez, y me  acariciaba  el semblante y rociaba de bienestar mi rostro. Vientecillo que mecía las acuarelas y pergaminos viejos de los “bouquinistes” o libreros de viejo ante la curiosidad de turistas y viandantes. Los libreros son personas que no puedes calcularles el tiempo, porque para ellos el tiempo ya no existe.
Son seres humanos que regentan su pequeño negocio, día a día a merced del turista y del  coleccionista  extravagante  y del curioso ocasional. Mientras sigan  con su humilde y  mísero negocio en los muelles del Sena, París seguirá siendo un poco más París. Ellos forman parte del mobiliario de la ciudad de la luz. Son el símbolo de una generación que se resiste a extinguirse.
Un viento repentino hizo moverse las ramas de los árboles y una alfombra de hojas verdes, rojas y ocres cubrió la acera del boulevard al tiempo que las movía de forma caprichosa.
Bajé del metro medio asfixiada y el aire de la calle me reconfortó al salir. Sara.-_ Hasta que no llegas a la zona no aprecias lo enorme y bulliciosa que es: exhibiciones, patinadores, turistas haciéndose fotos, etc. Esta explanada tiene el nombre de  los derechos del hombre. Aquí en el Palais  Chaillot se adaptó La Declaración  de los Derechos del Hombre. Hay varios museos, El del hombre, el Naval, el Museo Nacional de los Monumentos Franceses. Pero mi máximo interés en ir a Trocadero, era por visitar el monumento más emblemático de Paris, la torre Eiffel.
Se trata de una construcción de hierro de trescientos metros de altura y fue creada  para la exposición universal de mil ochocientos ochenta y nueve. Según el folleto que Sara recogió  en una oficina de  información  se construyó en dos años con doscientos cincuenta  obreros. Se consideró horrible en un primer momento. A principios del siglo XIX se utilizó como antena de radiodifusión, captaba mensajes que ayudaron a los aliados de forma decisiva. Sara-También he leído que es el monumento más visitado con siete millones de turistas al año y tiene mil seiscientos sesenta y cinco  escalones, es decir que se puede subirse a pie o en ascensor. Tras hacer una larga cola para sacar el ticket y otra no menos larga para el ascensor, subí hasta el último piso.la sensación de libertad que sientes es inmensa, es como si te libraras de unos ataduras que te estaban martirizando, es una emoción nueva e intensa el contemplar la ciudad sin  obstáculos. Estas sensaciones de libertad me transportaban  con el pensamiento a mi padre.
 De él me liberé cuando salí de Finlandia para unirme a Milko.1Que hubiese dado por compartir con Milko esos momentos tan agradables e irrepetibles.1 Pero a  él, no le apetecía hacer el viaje, no le gustaba viajar cuando estábamos recién casados o incluso algunos años después cuando aún no me era infiel. Durante la época que estuve con mi marido tan ilusionada y correspondida por él, hubiese sido el momento de hacer el viaje juntos. Después cuando él, inició una relación con aquella mujer, ya no hubiese sido posible  ni siquiera como acicate para nuestra reconciliación! ¡Toda una vida hecha añicos!
Sara.-“Yo creo en el perdón,  y pienso que le debí perdonar, pero por más esfuerzos que hice, no pude, por más recomendaciones de mis hijos, me fue imposible, aunque lo intenté, pero la herida  fue tan profunda que no llegó  nunca a cicatrizar, por eso me siento de alguna manera responsable de la muerte de mi marido.  Le amargué los últimos días de su vida.
 El acabó con su vida porque  sin mí no tenía sentido Yo me daba cuenta de  ello, mi resentimiento no me dejaba, me resistía a  ceder, a perdonar.  Nunca comprendí que Bea  fuese  un capricho, una aventura, un simple devaneo. ¿Cómo no iba a ser un devaneo, cuando él me entregó más de treinta años de su vida con amor, con pasión. ? Èl, era un hombre bueno, que tuvo una debilidad y yo no perdoné. Mi tajante e inalterable  decisión de repudiarlo para siempre, es el mayor error que he cometido en mi vida, error que trajo consecuencias nefastas para mí misma y para mi familia. ¡Jamás podré perdonármelo. He decidido que nunca se lo comunicaré a mis padres. Creo que no entenderían nada y además no vale la pena.
He hecho mi vida sin mis padres y ahora no les voy a hacer partícipes de mi desgracia”.
 Consulté el reloj, todavía era temprano para regresar al hotel y decidí dar un paseo  por los Campos Elíseos.
Sara.-“Tenía la intención de transmitir a mis hijos y a mi nuera la mayor información posible del viaje tan maravilloso que estaba realizando. Por tanto, tenía la norma de anotar en mi agenda el itinerario a seguir: lugares a visitar, metros que coger y una pequeña información del lugar concreto que me disponía a ver. Para ello había comprado en la librería del aeropuerto una guía de Paris. Antes de acostarme preparaba mis pequeños apuntes lo cual me facilitaban mucho toda la información que deseaba.
Así  sabía que la Avenida de los Campos Elíseos tiene dos kilómetros de largo y setenta de ancho y que nace en la Place de la Concorde y alcanza la Place de L´Étoile (Plaza de la Estrella) donde se alza el Arco del Triunfo. Además desde el museo del Louvre se pueden ver   : el Arco del Carrusel, El Jardín de las Tullerías y El Obelisco de la Concorde. De pronto le apeteció hacerme una foto delante del Obelisco.
Requeríó a dos chicas alemanas, que pasaban cerca  para que se la hiciesen.
 Sara-Continuó su paseo y pudo admirar Le Grand Palais y le Petit Palais que según su guía fueron construidos para la exposición universal de mil novecientos; también se puede ver el famoso cabaret Lido, y el teatro de Los Campos Eliseos…Los campos Elíseos han sido escenario del desfile del catorce de Julio, de la última etapa del tour de Francia. Quedó fascinada de las lujosas boutiques .Entró en una de ellas y se probé varios vestidos. Le entusiasmaron, pero no adquirió ninguno, pues pensó que no tendría ocasión de lucirlos en Kírquenes, además ya se había comprado ropa  días atrás. Sí, se compré unos guantes negros de piel y un bolso loewe.
También visitó una perfumería, donde multitud de fragancias ocupaban las vitrinas y estantes. Chicas jóvenes, muy amables y elegantemente vestidas, te ofrecían a probar los maravillosos perfumes. Adqurió una fragancia para Nerka y salió de la tienda apresuradamente pues había perdido mucho tiempo deslumbrada por el lujo y la fascinación de un lugar  tan elegante. Decidió regresar al hotel. Pues estaba  bastante cansada. Esta vez cogería un taxi, tenía prisa por llegar, tomaría una ducha caliente y descansaría un rato en su habitación. Estaba fascinada, había tantas cosas por ver en París.
Sara”A veces pensaba que este viaje era como un resarcimiento a mis años de encierro, primero en Finlandia, en casa de sus padres, y más tarde en Kírkenes, con su marido y sus hijos cumpliendo como esposa y como madre. Pensaba en la vida tan monótona y rutinaria que había pasado tantos años, soñando en hacer algo distinto, pero nunca imaginó que ese sueño de viajar, conocer nuevas gentes,  y lugares lo haría sola, sin más compañía que mis recuerdos, recuerdos muy placenteros y menos gratos, pero al fin y al cabo eran el testimonio de mi vida, vivida al lado de un hombre bueno, al que quiso ciegamente, pero que tuvo un desliz que dinamitó su matrimonio.”
 Sara-“Debí perdonarle, pero no pude. A veces creo que me lo propuse ,pero no fui capaz de hacerlo  al constatar  que el hombre de mi vida me había reemplazado por otra, el hombre que se entregó a mí, lo había hecho con otra sin importarle nada ni nadie. Mi postura no fue nada inteligente, mi matrimonio se fue al traste y mis hijos sufrieron muchísimo al ver a sus padres indiferentes, sin ilusión ni planes de futuro. La frialdad, la indiferencia y sobre todo  la incomunicación fueron constantes desde aquel momento.” Esta sensación de traición, se repetía con asiduidad en su mente.
No hacía frio, el boulevard estaba muy animado, damas elegantes y caballeros bien vestidos caminaban en ambos sentidos.
Un vientecillo suave se levantó de pronto, al tiempo que las hojas amarillentas rojizas y verdes en diversas tonalidades  que se desprendían  de los árboles se adueñaban del pavimento. A continuación máquinas limpiadoras surgidas de inmediato las absorbían dejándolo inmaculado.
Había hecho una mañana espléndida pero paulatinamente el día empezó a cambiar. El cielo se fue tornando gris y sobre ese cielo gris aparecieron unos nubarrones oscuros que se fueron extendiendo y haciéndose cada vez más grandes amenazando lluvia. Repentinamente empezaron a caer las primeras gotas de una lluvia que me era grata al principio, pero enseguida fue arreciando y al igual que muchos viandantes corrían a resguardarse en las marquesinas de los restaurantes, paradas de autobús o en el metro más próximo. Camino del taxi y calada hasta los huesos comprendió en tan solo unos días que llevaba en París que era imprescindible llevar  un paraguas en el bolso, porque en cualquier momento podía aparecer la lluvia sin esperarla. ¡Por fin encontró un taxi! Á l`Hotel de Castiglione, rue de S. Tº Honoré  sil vous plaît-dijo Sara al taxista con su particular acento francés. El taxi emprendió el recorrido y en unos treinta y cinco minutos llegaron al hotel.
Eran más de las seis de la tarde, subió a su habitación con el ánimo de descansar  un rato y hacer un par de llamadas, pero el ascensor se quedó parado en el segundo piso. Pulsó los botones una y otra vez y no respondían. Se quedó  inmóvil   y tranquila,- sabía que esto solía ocurrir  incluso en un hotel de lujo - esperando que el botones o el recepcionista se percataran de la avería. Estuvo casi  seis minutos, aproximadamente  atrapada. Un cortocircuito había sido la causa .
Tras mil y una disculpa del director del hotel y del resto del personal de servicio y una vez arreglada la avería, por fin, llegó a su habitación la cuatrocientos dieciséis , situada en la cuarta planta. El director del hotel le  envió una botella de cava. Quería arreglar el  fortuito incidente.
 Cuando hubo descansado un buen rato, Sara telefoneó a Madda, su mejor amiga de Kírkenes. Ella le ayudó mucho con el asunto de su marido y Bea, le aconsejó como si de su propia hermana se tratase, le sacó de casa cuando  ella no era capaz de reaccionar, cuando su dolor, su sufrimiento y su  odio hacia su  marido eran  inmensos. Madda siempre  le decía que pensase en sus hijos, que estaban pasándolo muy mal de ver como el matrimonio de sus padres, naufragaba por momentos. Reconozco que Madda lo intentó de verdad y eso jamás lo olvidaré. Si le hubiese hecho caso, y siguiendo sus buenos consejos hubiese redimido a Milko. Tal vez estaría aquí y ahora conmigo.  Ahora no tendría ningún remordimiento y sus hijos aun tendrían a su padre y se lo hubiesen agradecido. Percibía en ellos un resquicio de rencor, sobre todo en Servark. Sin embargo su orgullo, su  vanidad y sus celos se entremezclaron,  fomentando un odio pertinaz, un odio obsesivo un odio incalculable que hicieron llevar a su matrimonio a la deriva.
Madda y yo éramos cómplices de nuestras vidas matrimoniales, no teníamos secretos la una para la otra. Sara-Marqué el número de Madda. ¿Es casa de Madda? Sí, respondió su hija. ¿Con quién hablo, por favor? ¡Ah eres tú, Zara!,- te he reconocido la voz. –exclamó Sara : Quería hablar con tu madre.-Soy Sara.-¡Lo siento Sara!,- ha salido muy temprano esta mañana.  Tardará por lo menos tres horas en volver .Le daré el recado, le diré que has llamado Gracias Zara. Adiós.
Pensó hacer una segunda llamada a otra amiga, Violka, pero  desistió, para hacerlo en otro momento. Se sentía cansada.







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